NOS VAN A SALVAR LOS PESEBRES

Los arbolitos de navidad ya están listos. La gente amiga en general no disfruta de esta época y a mi me resulta algo indiferente. Pero antes…Me acuerdo que cuando era chica lo que más celebraba era armar el pesebre navideño con mi tío. Era como armarle la casita a las Barbie. Poníamos el establo con Jesús, María y José. La estrella de Belén, los tres reyes magos, los pastores con las ovejitas. Había un pastor que tenía un cordero sobre los hombros y yo estaba enamorada del flaquito, me pasaba horas mirándolo y dándole besos. En esa poca todavía no me animaba a mirar a María, ahora que me acuerdo era linda, aunque tenía mucha cara de nena. Arrugábamos un papel madera y lo cubríamos con musgo. Llenábamos la maqueta de muñequitos, soldaditos, indios y caballos. Le poníamos de todo gallinas, vacas, burros, unos lagos hechos con papel celofán celeste, ríos y puentecitos… Mi viejo criticaba,” -¡Cómo le van a poner aviones!” “-¡Eh! ¡Pero el Niño Dios es más grande que el burro!” . Nos decía, entre enojado y chistoso. Todavía hoy cuando visito pesebres en los barrios pienso por dentro,"-Pero que ridícula esa gallina...Es más grande que la vaca que parece un perro."
Propongo: ¡Vamos a armar un buen pesebre! ¡Ahí está! y nos entretenemos con otra cosa en lugar de andar pensando como zafar de toodos (padres, madres, tíos/as, primos/as, compañeros/as ) para estas navidades. Manos a la obra con el apoyo incondicional de "Utilísima Satelital"...o sin él.