domingo, 24 de junio de 2007

EN TIEMPOS PRECOLOMBINOS


En una revista virtual que editan estudiantes peruanos, encontré esta notita interesante.
La comparto.

HEREJÍAS SEXUALES DE LOS INCAS

Por Hilda Berdayes García

Enorme es el caudal de conocimientos acumulados por la humanidad a lo largo de su historia. Sin embargo, pese a todo ese avance, para un buen número de personas ciertos conceptos como la masturbación y el homosexualismo son temas tabúes en sus conversaciones. Si esto es en la actualidad, imaginen entonces cuál sería la reacción de los españoles del siglo XVI cuando se enfrentaron a las costumbres del imperio inca, sobre todo en lo concerniente a la sexualidad.

La visión de pletóricos desnudos humanos en actitudes eróticas o naturales, como el parto, reproducidas en templos, palacios y objetos de uso cotidiano debió haber impresionado sobremanera la rígida moral de los conquistadores, aunque mayor escándalo les provocaron los desprejuiciados hábitos íntimos y la docencia sexual practicados en el antiguo Perú.

Por ser la Iglesia en aquellos siglos quien asumía y dirigía los aspectos ideológicos de la sociedad feudal, el oscurantismo retrógrado que predominaba en las mentes de los conquistadores consideró heréticas e inspiradas por el demonio esas manifestaciones y condenó a la destrucción a casi la totalidad del patrimonio histórico-cultural de las antiguas civilizaciones de nuestro continente.

MÁS MODERNOS QUE MUCHOS CONTEMPORÁNEOS

Si la mojigatería clerical justificaba el sexo en función de procrear y no como fuente de placer, en tanto el hipócrita moralismo del medioevo español buscaba en la unión matrimonial conveniencias económicas, perpetuación del «linaje» y alianzas de poder, el pueblo inca consideraba las relaciones íntimas de forma más natural.

Observar el coito entre animales, el crecimiento de las plantas y otros fenómenos de la naturaleza promovió en los incas una cosmovisión propia, donde el hombre era parte integrante del medio y la sexualidad un proceso libre de prejuicios, siempre que existiera acuerdo entre la pareja.

Una de las prácticas más usuales entre los antiguos peruanos era la convivencia prematrimonial. Si en la pareja predominaba el amor y la armonía, celebraban entonces el ritual que los unía para siempre, pero si no había entendimiento, se separaban. En el caso de existir hijos, la hembra se iba a vivir con la madre y el varón con el padre.

Estas y otras costumbres fueron criticadas por cronistas de la época, como el español Pedro Cieza de León y el historiador peruano Garcilaso de la Vega, conocido como el Inca Garcilaso. Por el contrario, el escritor indígena Huaman Poma de Ayala sostenía el derecho de respetar esos aspectos socio-culturales, aunque no fueran comprendidas o aceptadas.

También el Archivo de Indias en Sevilla guarda crónicas de la época donde los españoles calificaban de perversas ciertas prácticas del Perú precolombino, como la enseñanza de la masturbación, el entrenamiento de las mujeres, previo al matrimonio, el homosexualismo femenino y masculino, diversas posiciones del coito y el sexo oral, como parte del juego amoroso.

De lo expresado en esos documentos se deduce que existían mujeres dedicadas a instruir a los niños en el placentero juego con los genitales y aprender a prolongar su erección. Otros datos se refieren a las agiaguasi o casas de vírgenes, donde las jóvenes que se desposarían con nobles aprendían de la mama cona o madre entrenadora las artes necesarias a una mujer casada, incluso el entrenamiento sexual.

Todas estas tradiciones, representadas en la mitología, el arte y la cultura peruanos, en consonancia con la espontaneidad del sexo como intercambio natural, fueron drásticamente abolidas por el proceso de la conquista, que impuso normas morales, sociales y religiosas ajenas a la idiosincrasia de los pueblos de nuestra América.

Surgieron entonces y se consolidaron por siglos mitos y dogmas como la virginidad femenina, la doble moral en beneficio del varón, la sumisión y dependencia económica y sexual de la mujer y muchos otros tabúes que aún hoy lastran o limitan el sano derecho de amar y ser amado sin que nadie discrepe.
En:
Revista Alma Mater. Revista digital de los universitarios peruanos.
http://www.almamater.cu/cultura/paginas/incas.htm

miércoles, 20 de junio de 2007

CONFESIONES: SANDRA MIHANOVICH

Es difícil confesarnos públicamente. Pero más difícil aún es callarse. Y es ingenuo creer que “nadie se dio cuenta”. Es que cuando estamos bien, necesitamos contarlo. En especial a la gente que nos quiere y se preocupa por nosotros. ¿Cómo decirles que estamos viviendo uno de los mejores momentos de nuestra vida sin dar detalles?
Si alguien es además una persona pública, llega el momento en que a través de pequeñas alusiones o de palabras no dichas, se dice, se cuenta…
Este es un extracto de un reportaje realizado por Marta Dilon a Sandra Mihanovich para Página 12, en el año 2003.

“ASI SOY
Actriz, pero sobre todo cantante, Sandra Mihanovich ha impuesto su nombre y su estilo a muchos de los prejuicios que, como tal, la preceden. Más allá de sus elecciones o su famosa cuna, ha trazado un camino en espiral que siempre la devuelve a su primer amor: la música….
…Su mejor amiga fue su madre hasta los catorce. Después, las cosas se complicaron. Había algo que no podía decir, no podía explicar, no sabía cómo. Entonces cortó por lo sano y pidió hacer terapia.–Era mi mamá y yo era una adolescente, siempre es difícil hablar de ciertas cosas con tu mamá.–¿Se trataba de asumir tu sexualidad?–Hice varios años de terapia, y sí, lo más interesante que descubrí fue que el objetivo no era tener una opción sexual en particular sino ser feliz. Y a partir de que tuve eso claro pude ser un poco más feliz. Pero ese es un tema al que le escapo. Básicamente, por los prejuicios. Esta es una sociedad muy prejuiciosa y no quiero que mi sexualidad me anteceda, quiero ser una persona que canta, qué sé yo. En un momento eso se convirtió en un monotema y entonces le escapé. Porque aunque ahora hubo gente que habló de su homosexualidad, como Juan Castro u otros, ellos vinieron veinte años después.–Y además, son varones.–Es cierto, pero para mí, una vez que estuvieron las cartas sobre la mesa fue más que suficiente, fue placentero, estuvo bien, siempre evité hacer bandera o apología sobre el tema. –Sin embargo, en la elección de algunos temas pareció haber cierta necesidad de expresarte.–Fue circunstancial, las cosas fueron sucediendo desde otro lado, no es que yo haya elegido un camino, no me lo propuse. Soy una mina franca, las caretas no me rinden. Pero tampoco te puedo decir que, por ejemplo, elegí cantar “Soy lo que soy” para decir algo. Simplemente la escuché en una discoteca gay de Brasil y me encantó. Hice algo que me juré que nunca haría, traducir una canción. Pero ya ves, los nunca y los jamás nunca se cumplen.–Y “Soy lo que soy” se transformó en un himno.–Sí, pero también porque era una época –1984– en que todos queríamos cantar eso y que no nos rompieran las pelotas. Pasaba por reivindicar querer ser lo que se te canta. La verdad, me di cuenta de lo que había hecho cuando me vinieron a hacer los reportajes y veía esa suspicacia del qué quiso decir con ese tema. Igual que con Celeste, no lo pensamos cuando hicimos la gráfica del disco Mujer contra mujer, te diría que fue básicamente un blooper. No calculamos nada, supongo que lo hicimos de brutas, nada más.–¿Creés que ganaron o perdieron público con esa exposición?–Supongo que ganamos y perdimos. Indudablemente cambió la historia…”
Reportaje completo en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-656-2003-06-06.html