viernes, 9 de marzo de 2007

8 de marzo ¿Mujer se nace? ¿Mujer se hace?

Aprender a sentarse, a jugar con las muñecas y peinarlas. Cortarles el pelo, ponerles ropa que cose la abuela. Cerrar las piernas al sentarse, “no andar chivatiando como chango”.
No patear la pelota, ponerse pollera con bombachita con volados, jajajajja, que bonito.Las odiaba, era una lucha cuerpo a cuerpo, prefería los pantalones.
Jugar a los “coboy” o la guerra con mi hermano y mi primo revolcándonos en el patio de mi abuela hasta el anochecer, disparando contra un enemigo invisible, arrastrándonos con la adrenalina puesta para atravesar el gallinero, pasar, llegar hasta la cucha de la perra y liberarla. Era nuestra misión y ese era el día, uno de esos días donde la vida se hace tan intensa que no tiene olvido. La ingenuidad, la entrega, el cansancio del cuerpo exprimido de corridas, pilladitas, escondidas, triciclo, bici con rueditas. La niña.

Aprender a reír. A fumar frente al espejo, “esto es cursi”, “esto de machona”, “así está bueno”, si si, largando el humo por el costado, torciendo un poco la mandíbula inferior y adelantando tenuemente su labio para dejar que brote suave pero en forma continua el humo hacia arriba. Pintarse las uñas, brillo con sabor en los labios, pegarse uñas postizas, ensayar con las plataformas. La peluquería. La fiestas de 15 de las amigas, todas de largo, aburridas. Y la doncella, chispeante, anhelando encuentros, con miedos, curiosa, insegura.

Estudiar, irse, extrañar a los padres, hermano, amigos, primos, tíos, el barrio, las perras, noches de grillos…estudiar… ¿qué estudiar? Ingeniería no porque está lleno de hombre, medicina no porque salen de noche, abogacía no porque discuten. Escribanía, que linda carrera. Farmacia, muy adecuada. Baile, está muy bien. Noches de estudio filosofado, preguntándole a la vida por qué nos hizo como nos hizo. Amigos, entrañables, una banda de amigos nocturnos. Los amores, las dudas, los proyectos, la angustia de existir ¿Porque nacimos acá y no allá? ¿ahora y no después? ¿así? Empezar a comprender la injusticia, sentirla ya se sentía pero era “natural”. Enojarse con ganas, transformar la impotencia en grito, en acto, en pintada, en marcha, en corrida, en lectura, en escrito. Vibrar. Atravesadas por la vida. ¿Quienes somos? ¿Qué queremos? ¿Tenemos una misión en esta vida? ¿Cuál? La joven mujer que camina llevando al hombro un puñadito de valores ya elegidos, sonriendo, a veces llorando.

La pareja, que lindo fue enamorarse, luego el matrimonio y planificar una la familia, los hijos. Eso si que está bueno. Llenarse la panza de hijos. Hablarle a la panza. Patadas y apretones. Sentirlos fluir y parirlos. Años sintiendo, mirándolos, cuidándolos, oliéndolos, mimoseándolos, hablando con ellos o hablando de ellos. Sin tiempo para deprimirse, todo lleno, lleno de pañales, de juguetes, de comidas especiales, de leche, de jaboncitos, lleno de amor y lleno, rebalsado de cansancio. Fue lindo enamorarse y desenamorarse, peor.

Separada, sentirse mujer con todos a cuesta, y ahí la cultura que nos grita, “podés” “no te caigás” “la mujeres somos más fuertes”, la voz de mi abuela sonándome adentro, “la mujeres siempre podemos” y seguir, vuelta a los amigos, a los viejos, hermanos, tíos, y arremeterle a la vida. Colegio, médico, dentista, básquet, fútbol, los deberes a la una de la mañana, recortar figuritas, forrar el cuaderno, comprar témperas y plasticola, el trabajo, el gremio,los paros, las marchas pesadas, con gases, corridas, la guita, no, no alcanza, y Él que no gira, el alquiler, la chica que hoy no vino, los chicos solitos en la calle, un vecino que avisa al laburo , correr a recuperarlo. Asados, mates, charlas, amigos, sonrisas que llenan, vacaciones, las primeras de esta nueva familia con mamá sola. Sentir, saber, reconocer que lo estamos haciendo bastante bien. La mujer.

Los chicos crecieron, el ex ahora es amigo. El nido empieza a quedar vacío la vida de nuevo se nos viene encima. Pudimos. Ahí están los enanos creciendo y nosotras tiñiéndonos las canas, pintándonos las uñas de nuevo, comprando alguna crema, debatiéndonos en el super si Plusbell o Panten. Diciendo, “ahora de nuevo me toca”.
Vuelta a elegir, las dudas, los proyectos, la angustia de existir. Y ahí aparece mi amor, nuevo amor, mi eterno amo; otra vez la emoción, los nervios, depilarse, broncearse, estar horas probándonos ropa, horas de Chat, correr a atender el teléfono, enojos “la llamaste, seguro”, “que, ¿te escribió de nuevo?”, “¡amiga! Jajaj, esa no es amiga” “No, no, te juro que no me molesta, para nada, vos hacé lo que quieras”. Reconciliarse. Planear vacaciones, fines de semanas largos, esperar el encuentro, añorarse. Las mujeres seguimos andando (de a dos). Lici